Un Terroir Brutall

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Itata D.O. es la punta del iceberg de una revolución que viene sacudiendo la industria chilena de los últimos diez años. Los denominados vinos campesinos. Una raza especial de vinos tradicionales opacados por las variedades francesas en el siglo pasado, pero que hoy viven su época dorada gracias al esfuerzo de productores locales.

Uno de los mejores ejemplos de este fenómeno ha sido la Viña Mirador del Valle y la cabeza de este proyecto Lucía Torres Peñailillo, quien produce su premiado espumante Brutall, en solo seis hectáreas heredadas de su padre en la comuna de Ranquil, en el secano costero de la octava región.

La espectacular vista del pequeño terreno que da vida a Brutall


Las razones de este éxito básicamente son dos. La primera, su condición única de terroir. Una combinación perfecta de uva Moscatel de Alejandría, conducción tradicional en cabeza, laderas graníticas del carbonífero pérmico (380 millones de años) y parras de más de 70 años plantadas en el punto más alto de la cordillera de la costa.

Brutall, el humilde espumante que lo conquistó todo

Hay que sumar, además, sus reconocimientos nacionales e internacionales. El 2014 obtuvo la Medalla de Oro en el Mundial de Bruselas, fue la mejor productora campesina en el concurso Catad’Or 2017 y además está en la carta de uno de los más reconocidos restaurant del mundo: Celler de Can Roca ¿Se puede pedir algo más?

Con 12° de alcohol, elaborado con método tradicional champenoise, es un espumante de finas burbujas y aromas que recuerdan el lichi, rosas y un toque mandarina. Lo ideal sería acompañarlo con quesos maduros tipo Emmental.

Bruttal lo pueden descorchar en www.almadelitata.cl/producto/espumante-brutall/ por $8.000 CLP, unos USD $11 o $1050 ARS.

Textos: Rodrigo Ortega Aedo
Edición General: Javier Valenzuela

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