El idílico paisaje de una playa paradisíaca en medio del Caribe es una de las tantas postales mentales que surgen al pensar en la palabra ron, y en efecto, este licor elaborado a partir de la fermentación de la melaza de la caña de azúcar, es un símbolo del espíritu caribeño.
Se cree que el ron data de la edad antigua. En Grecia y en la península arábiga se elaboraron bebidas hechas con caña de azúcar. En el siglo XIV, Marco Polo, el famoso viajero de origen italiano, hacía alusión en sus escritos a un «buen vino azucarado» que probó en Persia, la actual Irán. No es hasta 1493, en el segundo viaje de Cristóbal Colón hacia el Nuevo Mundo, que los españoles introducen la caña de azúcar en las Antillas occidentales. Y pese a que el ron siempre se ha asociado con el Caribe, solo a partir de ese momento se comenzaría a destilar en el territorio americano.
«Rumbullion» o «Kill-Devil», así era conocido comúnmente el ron hasta 1661, cuando el Gobernador General de Jamaica mencionó por primera vez este destilado. El primer concepto etimológico significa «Gran tumulto», y «Kill-Devil» era la forma de referirse en la isla de Barbados al fuerte brebaje del cual se hace referencia en este artículo. El «Mata diablos» vendría a ser como el antecesor conceptual de lo que hoy en día conocemos como ron. Por otra parte, en las colonias francesas lo llamaban «Guildive’’ y entre los aborígenes era conocido como «Tafia», aunque esta última denominación realmente se refiere a un tipo de ron barato que no se envejece y de baja calidad.
El ron tuvo una estrecha relación con los piratas, desde finales del siglo XVII y mediados del siglo XVIII fue utilizado ampliamente para divertirse y embriagarse, a tal punto que estaba incluido como producto esencial en el almacenaje de sus barcos. Dado que el agua de la época no era muy higiénica, escasamente potable, era su forma de mantenerse hidratados. Los grandes saqueadores de puertos tenían sus razones, y hasta consideraban que el ron, emblema por excelencia de la piratería, era más importante que la comida y que las propias mercancías robadas. No es casualidad que producciones cinematográficas como la saga «Piratas del Caribe», con el célebre capitán Jack Sparrow, interpretado por Johnny Depp, o que la serie «Black Sails» -emitida originalmente por Starz y hoy por la plataforma Netflix- lo incorporaran dentro de sus libretos con cuidada atención.
Durante este mismo período el ron empezó a utilizarse como moneda de cambio para comprar pieles de animales e incluso esclavos provenientes de África. De igual manera, se exportaba con total normalidad hacia Inglaterra, país que en 1763 llegó a tener más de 150 destiladoras de ron. Lo cierto es que, aun así, esta bebida alcohólica de sabroso dulzor era consumida en un 80% en el Caribe, y en menor medida, en el sur de Estados Unidos. Al parecer, los ingleses siempre fueron más asiduos al gin.
En las postrimerías del siglo XIX, el ron pasa a producirse a gran escala en Cuba, República Dominicana y Puerto Rico, modificando cada cierto tiempo el proceso de la cristalización de azucares en el jugo de la caña para así lograr un ron más ligero y fácil de digerir. Al día de hoy, la gran cantidad de rones, sean añejos, aromatizados, agrícolas o dulces, cuentan con un importante público que no escatima en decir que el ron es uno de los mejores acompañantes para disfrutar a solas o en compañía. Además, de él se pueden elaborar deliciosos cócteles tales como el Cuba Libre, el Daiquiri o el Ron Collins.
Textos: Ignacio Duque
Edición General: Javier Valenzuela